YOLANDA
El árbol de la vida es un sÃmbolo ancestral y universal, presente en muchas culturas y tradiciones, y lo que he querido transmitir con él es la esencia de la propia existencia, de la propia vida.
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Para mà un árbol es belleza, fortaleza, naturaleza en estado puro, presencia que no juzga. Un árbol cobija y ofrece lo que tiene: sus frutos, su sombra..., sin pedir nada a cambio. La vida de un árbol, sin embargo, también puede ser azarosa, como nuestra propia vida.
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Me gustarÃa transmitir con esta pequeña pieza, con este arbolito, un mensaje de optimismo y esperanza. Igual que el árbol crece, asà crecen nuestros hijos, casi sin darnos cuenta. La vida sigue y aquà estamos para seguir acompañándolos en este camino, desde el optimismo y la esperanza, como decÃa, pero también desde la necesidad de poder seguir compartiendo espacios, actividades y proyectos que los incluyan y que visibilicen sus dificultades y pongan de manifiesto, además, su derecho a formar parte de la sociedad y a participar de la cultura.